Saturday, December 22, 2018

Postmodernismo, la crítica del modernismo; O una versión real de Tlön, Uqbar, Orbis Tertius

Jorge Luis Borges, el gran literato argentino, escribió en 1940 un cuento bastante curioso (y uno de sus más largos) titulado Tlön, Uqbar, Orbis Tertius,[1] y relataba la búsqueda de unos tomos bastante esotéricos que describían la idiosincrasia de otro mundo (probablemente ficticio). Estos tomos, luego de ser encontrados y confirmar, efectivamente, que eran únicos y raros, primero tuvieron fama alrededor del mundo por ser muy raros, además de ser producto de la ficción. Luego viene la horrorizante conclusión de que nuestro mundo, el real, al descubrir tan magnos y fantásticos tomos, comenzarán a enseñar en las escuelas las historias, filosofías y ciencias de tan tergiversado mundo ficticio que se asemejaban a un idealismo de Berkeley, pero en forma atea. Esa visión de mundo destruía a martillazos la concepción de sustantivos, materialismos y Dios, además de destruir el sentido común. Puesto de otra manera: que seguir una filosofía tan robusta como el idealismo sin un dios era una locura (tan loco, a mi parecer, como crear un materialismo endiosado, con un dios material). Este cuento, bastante especulativo, pero a fin de cuentas uno de los mejores ejemplos de literatura del género fantástico borgiano, tenía como propósito entretener, pero que poco a poco tiene relevancia para explicar el cambio paradigmático que apenas podemos atisbar.

La crítica de un sistema sirve para reformarlo; si se destruye un sistema, debe ser sustituido acordemente, dado que lo contrario sería muy perjudicial para la humanidad. Este planteamiento, fundamentalmente nietzscheano si se aplica a la ética y epistemología, sigue vigente hoy. La perpetua Deconstrucción sería muy maldita desde la perspectiva del eterno retorno: ¿podríamos decir al eterno replanteamiento de las significaciones? ¿Podríamos decir si nos percatáramos de que esa propuesta filosófica de Derrida solamente existe porque él hablaba francés y su fijación por el texto y su significado devienen de que la gramática francesa es muy distinta a su pronunciación?

Pude haber comenzado este ensayo desde el punto nietzscheano acabado de mencionar, pero la mención de Borges, además de ser tremendo literato hispanoamericano, era más pertinente traer a la imaginación la literatura de alguien que constantemente se preguntaba si el universo tenía centro (dilucidado en La Biblioteca de Babel, Las ruinas circulares, El Aleph y el ya mencionado Tlön, Uqbar, Orbis Tertius)[2]. Si se tergiversa la percepción de la realidad, ¿ésta sigue vigente? O puesto de otro modo: si se deja de sustantivar y adjetivar la realidad, ¿las verdades sustantivadas y adjetivadas dejan de existir? Sabemos que cierto tipo de Razón y cierto tipo de Ciencia nos da unas interpretaciones finitas de la realidad. No podemos admitir infinitas interpretaciones si es que queremos dormir plácidamente, al menos que construyamos una computadora cuántica infinitamente más grande que el tamaño del universo.

El hecho de cambiar la historia y ciencia del mundo por una historia y ciencia del mundo provenientes de la ficción tiene en común elementos con otro cuento borgiano: Del rigor en la ciencia, en el cual el signo trata de asemejar a completud la realidad que describe. Es tan corto que lo podemos citar aquí:
En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.
Suárez Miranda, Viajes de Varones Prudentes, Libro Cuarto, Cap. XLV, Lérida, 1658. [3]
Vemos ya ahí el tema que absorbió al filósofo postmarxista Jean Baudrillard: ¿Cómo explicar un mundo donde el signo ya no iguala la realidad?[4] En su forma de Tlön, Uqbar, Orbis Tertius sería la pregunta así: ¿Cómo reemplazar nuestras construcciones de la realidad con otras que, igualmente construidas, su fin son diametralmente distintos?

Yo sigo adherido al humanismo, ciencia y razón que heredamos de la ilustración, que todavía me parecen pertinentes (aunque acepto algunas de las inquietudes postmodernas); otros ya han seguido la versión postmoderna por completo (esto es, la afirmación absoluta de que no existen metarrelatos). Y mientras seguimos cavilando, nuestra ficción ya es un Star Wars sin monomito. ¿Estamos implementando ya nuestro propio Tlön, Uqbar, Orbis Tertius?

Notas:

[1] Borges, Jorge Luis, Obras completas (1923-1972), ed. Carlos V. Frías (Buenos Aires: Emecé Editores, 1984), 431-443.
[2] Borges, Jorge Luis, Obras completas (1923-1972), ed. Carlos V. Frías (Buenos Aires: Emecé Editores, 1984), 431-443; 451-455; 465-471; 617-628.
[3] Borges, Jorge Luis, Obras completas (1923-1972), ed. Carlos V. Frías (Buenos Aires: Emecé Editores, 1984), 847.
[4] Baudrillard, Jean, Simulacra and Simulation, trad. Sheila Faria Glaser (Ann Arbor: The University of Michigan Press, 2014).
______________
Nota del autor: esta entrada de blog fue publicada originalmente en el blog Manuel Alejandro Crespo Rodríguez (Wordpress).

No comments:

Post a Comment

Transhumanismo, un tipo de posthumanismo: ¡A la venta ya!

Me complace anunciar que el libro  Transhumanismo, un tipo de posthumanismo: Ensayos sobre transhumanismo y el debate bioético acerca de...